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odemos entender una ecografía 4D como una ecografía en tres dimensiones que se mueve, que va cambiando en el tiempo. En otras palabras: es como un vídeo, una película de nuestro bebé.
La evolución de la tecnología nos ha permitido algunos avances realmente interesantes. De hecho, gracias a estas técnicas, podemos hablar de revolución dentro de la ginecología, la obstetricia y el control prenatal.
No hace tantos años, cualquier mujer embarazada que acudía a su ginecólogo tenía que hacer un buen uso de su imaginación para poder intuir que tras esas manchas blancas en la pantalla se escondía su bebé. Era todo un ejercicio de creatividad. Ahora, gracias a este tipo de sonogramas no solo ganamos con un mejor y más completo diagnóstico prenatal, son también los futuros padres los que se benefician en el terreno emocional, fortaleciendo vínculos y almacenando recuerdos.
Para empezar, dejemos claro que esto no es una competición, a pesar de que el nombre nos haga pensar que las ecografías tradicionales en dos dimensiones han quedado obsoletas, en absoluto esto es así. El hecho de ser más novedosa y avanzada no implica que en el ámbito del diagnóstico nos dé mejor información o que deba reemplazar al ultrasonido convencional. Más bien podemos hablar de complementariedad, o en otras palabras, que la información que podemos extraer de cada una de estas técnicas, se suma para un resultado más preciso.
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